viernes, 21 de septiembre de 2012

En el dia internacional de la paz...


El pasado 27 de Agosto, el presidente Juan Manuel Santos anunció el inicio de una nueva etapa en las discusiones de paz en Colombia. Santos señaló que por más de un año el gobierno venía realizando reuniones exploratorias con la guerrilla de la FARC para poner fin al conflicto armado. Desde esa fecha, académicos, constructores de paz, políticos, empresarios, periodistas y sindicalistas han presentado sus opiniones y predicciones sobre el futuro proceso de paz.

La mayoría de las discusiones se han centrado en el análisis de las anteriores mesas de negociación; otros, se han centrado en el contenido de la agenda, el perfil de los negociadores y el rol de la comunidad internacional; finalmente, otros se centran a analizar el contexto actual del conflicto.
Varias cosas sorprenden de los análisis actuales. Por un lado, la falta de información sobre el tema de paz y sus avances a nivel conceptual y metodológico. Muchos de los debates en el país se han centrado en lugares comunes, sin profundidad alguna, que en vez de informar o educar, confunden. 

La falsa expectativa que la mesa de negociación va a resolver 60 años de violencia sigue fija en el imaginario colectivo, ignorando que la construcción de la paz es un proceso a largo plazo que involucra a diferentes actores y espacios temporales. Se perpetua así, la idea que la búsqueda de la paz es solo una labor de un limitado grupo de líderes y donde el ciudadano de a pie es invisible, sin mayor participación y, en consecuencias, sin responsabilidad alguna. 
Adicionalmente, sorprende el silencio de las organizaciones no gubernamentales, las plataformas de paz y la academia. Considerando el momento histórico, se esperaría mayor liderazgo de ONGs y plataformas, sobre todo respondiendo a su vasta experiencia en niveles de base. Sin embargo, no han hechos propuestas creativas que permitan pensar lo local con visión nacional, o lo nacional con visión local.

De la academia se esperaría que estuvieran al día en los debates conceptuales y metodológicos. Debates álgidos como las críticas al modelo de paz liberal que ha predominado en los últimos 20 años ni siquiera se han planteado para el caso colombiano. Tristemente muy pocos analizan con rigor académico la construcción de la paz. Vale la pena destacar los avances en justicia transicional y el trabajo de Mauricio García del CINEP, de Pedro Valenzuela de la Universidad Javeriana de Bogotá, de Angelika Rettberg e Iván Orozco de la Universidad de Los Andes, de Esperanza Hernández de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y el trabajo del Centro de Memoria Histórica. A pesar de sus contribuciones, son una minoría en la academia.

Pareciera entonces, que el anuncio del proceso de paz, aunque era un secreto a voces cogió desprevenidos precisamente a quienes deberían tener propuestas estratégicas y creativas listas. Todavía hay mucho trecho que recorrer. Ojalá la sociedad colombiana tome en serio el proceso que se inicia y busque formas de contribución creativa

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