martes, 3 de febrero de 2009

La interdisciplinariedad




Desde hace unos años para acá han empezado a surgir carreras universitarias poco convencionales que se alejan de las tradicionales disciplinas como medicina, antropología, historia, ingeniería, economía, derecho, etc.

Estas "nuevas" carreras se caracterizan por ser interdisciplinarias. De acuerdo a la Real Academia de la Lengua, interdisciplinario significa: "Que se realiza con la cooperación de varias disciplinas". Un ejemplo son los Estudios de Paz, que incluye disciplinas como ciencia política, derecho, economía, estudios ambientales, antropologia, geografía, teología, etc.

Recientemente, diferentes universidades a nivel mundial han desarrollado programas en Global Governace, cuya traducción al español sería: gobernanza global. Estos programas buscan estudiar y responder a nuevos fenómenos y realidades en un mundo cada vez más globalizado, donde el Estado debe enfrentarse con otros actores igual o más fuertes como las organizaciones internacionales, las ONGs transnacionales y por su puesto a fenómenos como el terrorismo y el crimen transnacional.

Algunas personas criticarían que la interdisciplinariedad y sus diferentes lentes de análisis son poco rigurosos lo cual imposibilita analizar un fenómeno social a profundidad. Es decir, son como un mosaico que tratan de abarcar mucho, pero no abarcan nada. Por el contrario, otros argumentan que precisamente las realidades actuales son tan complejas que es preciso integrar diferentes marcos de análisis y herramientas metodológicas. Argumentan además que las carreras interdisciplinarias cuentan con sólidas bases epistemológicas y metodológicas que les permite analizar la realidad desde un punto de vista particular pero con rigurosdad científica.

Personalmente me inclino por este último argumento. Claramente lo puede ver durante mi tiempo como estudiante de derecho, pero especialmente ensenando resolución de conflictos a jóvenes abogados.


Tristemente los mecanismos de resolución de conflictos es la clase "costura" de la carrera. La idea es darles a los estudiantes un barniz de preparación para cuando lleguen al consultorio jurídico sepan cómo manejar una audiencia de conciliación.
El estudiante recibe máximo 10 horas de capacitación, donde la mayor parte se centra en el análisis jurídico de la figura de la conciliación. Los ejercicios y los juegos de roles son un "relax" de las largas jornadas de análisis de sentencias, jurisprudencia y doctrina.

Por otro lado, impera la opinión que cualquier tema que no sea eminentemente jurídico, es decir, la parte emocional del conflicto, la debe manejar un psicólogo (a). Por lo tanto, El resultado es una audiencia de conciliación de un bajísimo nivel, donde el conciliador (a) maltrata y victimiza a las partes con su impericia, su insensibilidad e inexperiencia.

Un ejemplo puede clarificar un poco. En un caso de inasistencia alimentaria, el abogado(a) lo enfoca desde un punto de vista del derecho de familia y donde seguramente irá preparado (a) para las matemáticas de una liquidación. Si hay lágrimas, el abogado entra en pánico, y llama al psicólogo. Mientras este trabaja, el abogado se desconecta de la conciliación por que "esa no es su área de experticia" y "para eso está el psicólogo" (en muchas ocasiones se van de la sala). La conciliación es entonces una reunión técnica donde el "doctor" le dice a las partes lo que debe hacer y estas deben aceptar las instrucciones. Ah! y ojalá las partes no incumpla el acta de conciliación, por que de hacerlo, nunca será culpa de un conciliador ineficiente, sino de las partes "que se lo merecían".

Aunque esta es una descripción un poco agreste de la preparación de jóvenes abogados en las universidades, sí es cierto que en Colombia la conciliación no se ha estudiado seriamente. Nuestros estudiantes no están entrenados para detectar y afrontar casos de violencia intrafamliar, no conocen las necesidades de una víctima de un delito, sus habilidades de negociación se limitan a lo que dice el código y la ley, y sus habilidades de comunicación se limitan a imponer o llamar al psicólogo cuando no saben qué hacer. Es mejor no pensar si quiera en la como manejan una situación violenta en una conciliación.

En países como Canadá y Estados Unidos, los conciliadores que manejan casos donde hay violencia intrafamiliar necesitan una preparación especial que los certifica para manejar este tipo de casos. Lo mismo en casos de mediación víctima - ofensor.

Siempre que entreno abogados es muy gracioso verles la cara de desconocierto y confusión cuando en los juegos de roles se dan cuenta que detrás del conflicto legal hay un conflicto humano. "Eso no está en el código"... dicen algunos. Otros dicen "este problema no es de derecho, si no que las partes necesitan que las escuchen". Cuando alguien logra llegar a esa conclusión es por que definitivamente entendió la complejidad del conflicto y la forma para manejarlo. El derecho es una herramienta de muchas, pero no la única que va a ayudar a la gente a resolver y aprender de sus conflictos.

En la disciplina hay fuertes discusiones sobre si los abogados pueden o no ser buenos conciliadores. Por un lado se argumenta que su visión positivista les impide entender y manejar la complejidad de un conflicto. Pero por otro lado, precisamente por que los abogados manejan conflictos, son quienes están mejor equipados para ayudar a las partes en conflicto.

Mi experiencia estudiando y practicando el tema, me lleva a concluir que el perfil profesional no define la calidad del conciliador, pero sí su preparación y estudio del tema. Los mejores conciliadores están constantemente parándose y compartiendo sus experiencias con otros profesionales.

Este ejemplo simple de la conciliación ilustra las potencialidad de las disciplinas interdisciplinarias. El profesional que es capaz de utilizar diferentes marcos de análisis y diferentes herramientas, tiene mayores y mejores opciones. Llegó la hora para reconocer la potencialidad de las carreras interdisciplinarias


Fuentes:
"Educación y pedablogia para el siglo XXI"

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